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La mejor forma de comprobar que Ferrari es un equipo especial y diferente al resto es que siempre es noticia. Incluso en los años donde peor le van las cosas a la Scuderia a nivel deportivo, es habitual verla siempre compartiendo espacio en los medios de comunicación con los líderes del momento. Ahora que por primera vez en mucho tiempo las cosas van de cine para el equipo italiano, no iba a ser menos, y aunque haya poco o nada que criticar a tenor del fulgurante comienzo de temporada de los de Maranello, si no hay noticias, pues se crean.

Cuando se escribieron estas líneas llevábamos apenas tres carreras de un campeonato de 23, el más largo de la historia. Pero tanto Mundial por delante no fue óbice para que saltara a la palestra uno de los temas favoritos de prensa y afición: las órdenes de equipo en Ferrari. Uno de los asuntos recurrentes entre la carrera de Melbourne y la de Imola han sido sin duda los numerosos comentarios que hemos visto acerca de si Carlos Sainz debería desde ya mismo ejercer labores de escudero de Charles Leclerc para que no se le escape a Ferrari el título este año.

Lo cómico del asunto es que pilotos y periodistas que se rasgaban las vestiduras hace una década con el famoso “Felipe, Fernando is faster than you” ahora defienden con vehemencia que Sainz debe trabajar para Leclerc como segundo piloto. Por poner contexto, aquella orden de equipo “camuflada” para favorecer la progresión de Fernando Alonso en el Gran Premio de Alemania de 2010 se producía en la 11ª carrera de un campeonato de 19. Al igual que ocurre esta temporada, la pelea se centraba fundamentalmente entre un Red Bull y un Ferrari. Aquellas órdenes generaron escándalo, y sin embargo estas órdenes actuales parecen lo más lógico. ¿Dónde está el criterio pues?

En ningún sitio verán pedir a Sebastian Vettel, a Fernando Alonso, a Lewis Hamilton o a Max Verstappen que a partir de ahora deben trabajar para Lance Stroll, Esteban Ocon, George Russell o “Checo” Pérez. Siguiendo la lógica de las peticiones a Ferrari para que Sainz haga de escudero de Leclerc, los mencionados en segundo lugar van por delante de sus ilustres compañeros de equipo en el Mundial después de tres carreras, y por tanto los primeros deberían trabajar desde ya mismo para sus coéquipiers. Pero no, nadie ha pedido eso.

Es posible que muchos argumenten que, a diferencia de Ferrari, el Mundial no está en juego para el resto. Sin embargo, cuando quedan aún 20 carreras por delante, es un argumento que no se sostiene. A tenor de lo bien que ha empezado la temporada “Checo” Pérez, quién puede negar por ejemplo que el mejicano podría ser ahora mejor baza por el título para Red Bull cuando Max acumula ya dos ceros por fallo mecánico. O qué decir de Mercedes si da finalmente con la tecla en su coche y Hamilton se reenganchara incluso a la lucha por el título.

Está claro que el rasero por el que se mide a Ferrari y a Carlos Sainz es diferente al del resto. Con Ferrari está claro que la pasión o la potencia de su marca nublan el entendimiento y a menudo, ante la misma situación, vemos a muchos defender una cosa y la contraria. Sin embargo, el ninguneo a Sainz y sus posibilidades apenas comenzado el Mundial sí tiene una explicación la mar de simple: no es el “elegido”. Es un estigma que le acompaña desde que empezó a competir. Ya sea por ser “el hijo de”, porque nunca le consideraron de la liga de los supertalentosos o por simples prejuicios, a Carlos siempre le han negado el pan y la sal.

Contra todo pronóstico, el año pasado el madrileño quedó por delante de Leclerc en la clasificación del Mundial, a pesar de haber tenido que cederle la posición en más de una ocasión. Ni siquiera ese ejemplo tan reciente les sirve. Se equivocará Ferrari gravemente si desde tan pronto saca al español de las candidaturas al título mundial.

 

Nº 1771 (Mayo, 2022) 

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