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Algo que ha sido común en estos dos rallyes tan seguidos ha sido la masiva presencia de aficionados

Os dejé hace un mes justo cuando estaba a punto de comenzar el reconocimiento del Rallye de Portugal, tras los tests previos. Portugal supuso el primer rallye con el equipo estonio Red Grey, que comanda el expiloto Markko Märtin, uno de los tíos más rápidos que había en el WRC hace casi 20 años. El ambiente en dicho equipo es muy profesional, pero a la vez familiar; no sé cómo explicarlo, pero realmente es así. Desde el primer momento nos acogieron con los brazos abiertos, y seguro que van a hacer que las siete pruebas del WRC que hacemos este año con ellos sean muy fructíferas.

El Rallye de Portugal en sí era muy similar a lo que fue estos últimos años, es decir, muchos desplazamientos de Norte a Sur y viceversa, diversas localizaciones, varios hoteles a utilizar en reconocimientos y carrera, etc. Digamos que por esas circunstancias resulta un poco diferente a lo que es el formato habitual de los rallyes de hoy en día. Ahora ya estamos acostumbrados a una sola localización del parque de asistencia, al mismo hotel para los reconocimientos y el rallye, y lo cierto es que especialmente Portugal, y en parte también Cerdeña, se salen bastante de esa forma de hacer las cosas.

En Portugal, las cosas a nivel de ritmo y de tiempos fueron bastante bien; estábamos haciendo un rallye por encima de lo esperado, hasta que en la segunda pasada por el tramo de Vieira do Minho sufrimos un pinchazo a mitad de la especial. Pensábamos, yo el primero, que podíamos acabar el tramo sin parar a cambiar la goma, perdiendo menos tiempo que parando; pero fue peor el remedio que la enfermedad, y a kilómetro y medio de la llegada se rompió la suspensión. Fue un duro revés después de haber pasado ya el ecuador del rallye. Por supuesto, continuamos el domingo y pudimos disputar y disfrutar la etapa de Fafe, con sus arenosos y exigentes tramos, tan llenos de público como siempre. Aun así el resultado fue bueno, pues conseguimos la tercera plaza en WRC2 Júnior y el primer puesto entre los WRC2.

El margen de pasar por casa y volverme a ir a Cerdeña fue tan pequeño como estaba previsto; tras dejar el lunes por la tarde de descanso, preparé Cerdeña entre martes y miércoles, sobre todo a nivel de notas y entrenos. Ya el jueves estaba camino a Madrid para iniciar el viaje a tierras sardas, siempre difícil en cuanto a conexiones aéreas. En Cerdeña, tras los tests previos, semana intensa de reconocimientos y rallye, también con cambios de sede y hoteles, aunque un poco menos que en Portugal. El rallye en sí supuso otra vuelta de tuerca en cuanto al ritmo que lleva Fau Zaldívar en el Mundial desde el año pasado; fue rapidísimo, por encima de lo esperado, y solo un pequeño error al ceñir demasiado en una izquierda mediado el tramo de Coiluna nos privó de lograr un mejor resultado.

Algo que ha sido común en estos dos rallyes tan seguidos ha sido la masiva presencia de aficionados, ahora sí que sí olvidando ya la pandemia. Pero no solo eso, todos los aeropuertos, hoteles y carreteras están llenos de viajeros y turistas, en una cantidad que jamás había visto yo a mediados o finales de mayo. La gente en general, tras dos años muy malos, tiene ganas de viajar, de relacionarse y de recuperar el tiempo perdido. También es cierto que esto hace los desplazamientos un poco más penosos, con muchas esperas en colas de aeropuertos, o incluso para hacer el check-in en cualquier hotel o sentarte a cenar. Con todo, mejor así.

En breve comienza para mí un verano muy báltico, con las citas de Estonia y Finlandia. Os lo voy contando en los próximos números.

 

Nº 1773 (Julio, 2022) 

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