AutoHebdoSport
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Enero, 2022

Finales del 89… Andaba aún con los libros a cuestas y con una idea en mente, ser reportero, escribir y fotografiar lo que veía para luego contarlo. El sueño del que empieza era ser corresponsal de guerra o cualquier cosa relacionada con viajar o que tuviera que ver con mi otra gran pasión, los coches. Lo de corresponsal de guerra me lo metió en la cabeza un buen profesor, y lo de los coches lo había mamado en casa principalmente por medio de las revistas. Llevaba mi Nikon como una extensión de mi brazo buscando dónde comenzar a trabajar cuando en un Rallye Valeo conocí a Javier Bueno, redactor jefe de AUTOhebdo, gran experto en rallyes y un tipo excepcional, gran conversador, listo, divertido y un liante al que agradeceré siempre una oportunidad que supe aprovechar. Los siguientes 12 maravillosos años sencillamente volaron dentro de AUTOhebdo, formándome, viajando casi sin tiempo de respirar y creciendo en una profesión que me lo ha dado todo, y sigue haciéndolo.

Con el gran jefe tuve una excelente relación, Luis Ramón Criado, tipo exigente, duro y muy trabajador, austero, pero justo en sus decisiones. Recuerdo jornadas interminables y barbaridades del tipo de ir de Madrid al Circuito de Jerez un fin de semana para volver con fotos y anotaciones, escribir un texto, teclear las clasificaciones, ir a recoger las fotos en el revelado de urgencia de la Agencia EFE, maquetar cuatro o seis páginas del evento, llevar los pliegos a la imprenta, corregir antes de imprimir, dormir dos o tres horas (a veces en el coche, otras en la redacción) y volver a corregir los ferros antes de dar el O.K. a la imprenta. Volver a dormir un rato y luego ir a la imprenta a recoger los primeros ejemplares, un lunes, a primera hora… Esa sensación de haber creado algo increíble, ese horrible olor de los ferros con los dedos tiznados y ese agotamiento no se olvidan nunca. Lo hice muchas veces y lo volvería a hacer mil veces más.

Pruebas, reportajes, comparativas, entrevistas y noticias eran la ilusión de cada día. Como en los Rallyes había un experto como Javier Bueno, fui a buscar mi sitio a los Raids y los Circuitos. Mi primera entrevista fue a Miguel Prieto, recién llegado de su victoria en el Rallye de los Faraones. No sé los años que hace de eso, muchos, y Miguel sigue siendo mi amigo. Me invitó a correr de “copi” en un Montes de Cuenca y subimos al podio. Después de esa entrevista llegaron miles que publiqué en AUTOhebdo, a grandes pilotos de nuestro automovilismo y a anónimos pilotos de Copas monomarca, y de todos aprendí mucho, muchísimo.

No fui corresponsal de guerra, pero caí en un helicóptero en mitad del desierto de Egipto en un Rallye de los Faraones, sobreviví a base de cacahuetes varios días en las cercanías de la meta del París-Pekín, casi me rompo el cuello en un accidente corriendo la Copa AX en Alcañiz, nos quedamos pinchados sin ruedas de repuesto ni combustible en la jungla rumbo a Ciudad del Cabo, tuve que salir corriendo al atravesar el Río Paraná entre Argentina y Brasil al grito de “¡hay pirañas!” en un Camel Trophy, he pilotado todo tipo de coches de competición, desde Grupo B de Rallyes a un Fórmula 1, me tuvo que abandonar el helicóptero en el que viajaba en un Raid del Atlas para socorrer a un piloto accidentado y de aquella casi palmo tras caminar por el desierto 8 horas equipado, solo, con una pequeña botella de agua y mi Nikon… Tengo un millón de batallas más para contar y las vivencias curten, aportan experiencia y te enseñan el camino, pero el camino, sin las personas, está vacío.

Conocí a “Ferrari”, Juan Manuel Fernández Pellón, un verano que vino a hacer prácticas a la revista que ahora dirige. Era un niño revoltoso, nervioso, trabajador y avispado que deja en ridículo el concepto “friki de los rallyes”. Los Rallyes y un poco la Fórmula 1 eran su única pasión, su razón de ser, su ilusión, tanto que a veces rozaba lo pesado. A “Juanma” le agradezco la oportunidad de dirigirme a todos vosotros, y también la valentía y la determinación con las que está afrontando el reto de llevar adelante esta nueva etapa de AUTOhebdo SPORT. Me encanta la revista, la devoro y me muero de envidia cada mes por no estar en cada cierre o en cada reunión de redacción aportando ideas, planificando y garabateando el planillo… Más promociones, más buscamos pilotos para tal o cual cosa, más concursos, algún póster de una fotografía genial y mucho incentivar las suscripciones, que con la merma de kioscos que sufrimos es la forma de llegar a todas partes.

El día que la revista cerró sus puertas fue muy triste, y desde ese momento solo quise escuchar acerca de las diferentes vías de su salvación, y solo deseo que se consolide y perdure siempre. Faltan muchos, porque AUTOhebdo es un poco de todos, de los que trabajamos allí en algún momento y de todos los que la leemos. Ahora, gracias al empuje de Gabriel Alonso (gracias, Gabriel), están Jorge Brichette, Claudio Luna y Rafa J. Cid dando la cara, junto a una interminable lista de colaboradores y fotógrafos. No estáis solos, todo el mundo del motor os espera cada mes.

 

Nº 1767 (Enero, 2022) 

Ramiro Mansanet

Director de Boosters Group/Newspress

*Las opiniones expresadas en esta columna son personales y no reflejan necesariamente la línea editorial de la revista.