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El Alpenglow esboza cómo serán los modelos Alpine del mañana, tanto de carretera como de competición.

La última creación de Alpine es un vehículo concepto que avanza el diseño y la tecnología que adoptarán sus próximos coches de producción.

Con un nombre un tanto peculiar, todo hay que decirlo, la firma francesa con sede en Dieppe nos muestra un deportivo futurista. Un prototipo muy importante para la marca, pues nos avanza el futuro de la misma en cuanto a concepción de diseño y tecnología. El modelo en cuestión es un monoplaza en el que el conductor se encuentra en una posición central, unido al habitáculo y rodeado por los dos depósitos de hidrógeno.

Su carrocería, fabricada en carbono reciclado, está claramente inspirada en un Prototipo de Le Mans (LMP). Cuenta con una longitud de más de 5 metros, una anchura de más de 2 metros y una altura de menos de 1 metro. Además, integra una aerodinámica muy trabajada. Valga como ejemplo el alerón trasero, que, además de ser totalmente transparente, es móvil y permite reducir la resistencia aerodinámica a la vez que genera más carga.

Con el Alpenglow, Alpine avanza hacia una movilidad totalmente eléctrica compuesta por vehículos eléctricos de batería, de pila de combustible y equipados con motores térmicos híbridos que funcionen con un combustible sostenible, que podría ser el hidrógeno verde.

Con sus dos depósitos cilíndricos de hidrógeno a 700 bares, el Alpenglow conserva su ligereza característica y ofrece a los aficionados lo último en placer de conducción con emisiones limpias.

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