Alpine y Jorge Cagiao, con la argamasa de Recalvi, han unido sus destinos y han sorprendido a todos con sus resultados. ¿Han tocado techo o solo es el principio? Vamos a conocer a fondo la nueva fiera francesa, el Alpine A 110 R-GT.
La tormenta comenzó en Francia. Los Rally2 -antiguos R5-, grandes dominadores de los campeonatos nacionales de rallyes, se vieron sorprendidos por un coche de tracción trasera en lugar de total, un poco más de potencia, y con la baza de la ligereza, que logró ganarles en rallyes del nacional galo contra todo pronóstico. Hablamos del Alpine A110, un R-GT que con su estampa afilada, poca altura y escaso peso hace parecer a sus rivales coches para ir a la compra.
Unos pocos años atrás, en España, un joven Jorge Cagiao se metía en las carreras y rápidamente comenzaba a ganar, primero la beca de la Federación Gallega, -donde comenzó su relación con Recalvi- luego, por dos temporadas, la Copa Clio Nacional, y ya en 2022, se anotaba su primer rallye absoluto, el Solo Renault, ya como piloto oficial Renault, ganador además de la categoría 2RM en el Supercampeonato. Chema, patrón de Recalvi y pieza clave para los rallyes en España, lo vio claro: “olvídate de los Rally3 Jorge, tendremos un Alpine A110 en el equipo en 2023”.
Dicho y hecho, Chema cumplió, y Jorge y el Alpine también: encuadrados en la CERA, el gallego se anotó su primera victoria a nivel nacional en casa, en el Rallye de Narón, que también ha sido la primera carrera ganada por el Alpine en España, como no, contra los Rally2, y a Narón siguió el Rallye de la Vendimia.
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A la hora de escribir estas líneas, el equipo Alpine Recalvi lidera la CERA en dura pugna con Muñiz Mora (Skoda Rally2), y la emoción es máxima, pues el resultado está bien apretado y todo se decidirá en el último rallye, el Ciudad de Valencia, los días 1 y 2 de diciembre.
Deportivo a la vista
Nacido como deportivo, las líneas afiladas del Alpine y su baja altura lo convierten en lo más atractivo del pelotón de participantes en los rallyes del Nacional, y no lo digo yo, lo dice el público. Por eso no necesita faldones, pasos de rueda sobredimensionados u otros aditamentos para lucir espectacular, al contrario que cualquier automóvil para ir a la compra que queramos parezca un coche de rallyes feroz. De hecho, solamente se diferencia estéticamente de la versión de calle por la defensa delantera, con una mayor toma de aire con su nombre “tatuado”, y por el alerón trasero fijo. Además, su construcción en aluminio lo convierte en el más ligero, no llega a los 1.100 kilos. Eso sí, bajo la piel, las cosas cambian, y mucho.
Signatech, la firma francesa encargada de su creación, ha realizado un importante trabajo que puede explicar en buena parte que el Alpine, un R-GT, sea rival para los Rally2. Al abrir el capot apreciamos puntas de chasis rediseñadas en materiales ligeros como el aluminio y el titanio, como los subchasis delantero y trasero, al extraer cualquier rueda dejamos a la vista soportes para la amortiguación rediseñados, como los pasos de rueda, más anchos aunque desde fuera apenas se aprecie, y en definitiva la carrocería ha sido muy evolucionada y reforzada. Mientras, amortiguadores y muelles, e incluso las estabilizadoras, son regulables.
El motor, situado en posición central trasera, cuenta con pistones y bielas de competición, aunque sigue siendo casi igual que el 1.8 cuatro cilindros 16v turbo de inyección directa que da vida al modelo de calle, en este caso con 320 CV. Eso sí, entrega la potencia a las ruedas traseras mediante una nueva caja de cambios secuencial de carreras con autoblocante, una 3MO como las de varios modelos del Dakar o como el Ligier JS2 R de circuitos, que debe cambiar líquidos tras cada rallye: eficaz al máximo y que es lo que más hay que cuidar del coche.
El equipo que se encarga del mantenimiento del bólido es TRS. Aunque hacen un poco de todo, como vehículos clásicos, su actividad principal es la de preparación, mantenimiento, asistencia y alquiler de coches de rallyes desde hace unos 7 años. Están en casi todas las categorías del nacional, R-GT, rally4, rally5... y ya piensan en rally2. Diego Picón es el responsable de que el Alpine de Recalvi marche como un reloj, “nunca da problemas”, nos dice -yo creo que es por su culpa-, y junto con Jorge son los encargados de prepararnos e instruirnos para subirnos al volante. Allá vamos.
En marcha
Te dejas caer al bacquet, lo que da una idea de lo baja de la postura de conducción, perfecta para pilotar. La cabina es pequeña, esto es un biplaza, con el motor a tu espalda, y por ello el calor puede convertirse en un enemigo. El bacquet y el pedalier son fijos, así que tengo que estirarme un poco para llegar a todo.
En el volante tienes casi todo lo necesario para controlar el coche, desde el regulador del ABS al del control de tracción, pasando por la activación del bang-bang, el sistema anti retardo del turbo que los fabricantes de coches siempre dicen que no existe. También elementos como luces, limpiaparabrisas, launch control o incluso un botón dedicado a cambiar de modo tramo a modo enlace.
La primera entra con embrague, y sales disparado al frente utilizando el launch control sin necesidad de volver a pisar el citado embrague a partir de ahora, basta con las levas tras el volante. Además, el launch control es regulable para salir en mojado, seco, o todo lo que hay en medio, en 5 posiciones.
Las sensaciones son impresionantes. La falta de aislantes hace que el rugido del motor crezca, los slick aportan un magnífico extra de agarre, y el cambio te sacude con cada nueva marcha de forma imposible para una caja de serie. Así que ya en línea recta te sale la sonrisa tonta. El momento perfecto del cambio es cuando las luces frente a tí comienzan a escalar de verde a rojo hasta las dos centrales. Si todas se ponen en rojo, te has retrasado, has llegado al corte.
El equipo de frenos viene firmado por Brembo, y detener al Alpine es una gloria: su ligereza hace que las frenadas se resuelvan en muy pocos metros a base de un tacto muy duro del pedal, que no tiene asistencia. Y ya está aquí la curva. ¡A por ella!
Esto no es un Rally2
Este es el primer coche de tracción trasera con el que compite Jorge Cagiao. Y se ha adaptado a él rápidamente. Por ello no es de extrañar que, como buena parte de los turismos de competición, tenga una trasera bastante suelta: “Me gusta iniciar la curva provocando algo de sobreviraje”, nos dice Jorge. En los on board casi parece que va sobre raíles, pero esto no es así.
El Alpine entra los giros como los ángeles, sin subviraje, pero los reglajes citados y pilotarlo más suelto lo hacen aun más efectivo en manos de pilotos como el que hoy tratamos. Y aquí encontramos muchas diferencias frente a los Rally2: si el bajo peso y su reparto hacen superior al Alpine, la tracción trasera y su corto recorrido de amortiguación suponen lo contrario. “Los Rally2 pueden con todo”, nos dice Jorge, ya que se comen agujeros, zanjas, con facilidad, sin inmutarse... “pero nosotros tenemos que tener mucho cuidado en las zonas rotas. Aún así, al principio creíamos que el Alpine iba a ser mejor para rallyes de buen firme y secos, pero estamos haciendo buenos tiempos en todos ellos”.
En la salida de los giros, más de lo mismo: los Rally2 aceleran mucho antes y salen con una capacidad de tracción superior. La del Alpine es realmente brillante, pero la trasera va a decir aquí estoy y a retarnos una y otra vez. Además, como es costumbre con rueda de competición, amortiguación dura y suelo un pelín húmedo, el coche no avisa y del agarre lineal a hacer un trompo hay un parpadeo. Eso sí, he de decir que los coches de circuito van aun más duros y son aún menos predecibles... porque no tienen que enfrentarse a tramos de rallyes. Dado que la prueba ha transcurrido en el Circuito de A Pastoriza, su pilotaje me ha parecido fácil y sensacional, ausente del nerviosismo con el que se enfrenta Jorge en los tramos, que de todas formas no es exagerado para lo habitual en las carreras, es casi la norma.
En pocas palabras, como buena parte de los turismos de carreras modernos, llevar el Alpine A110 al 95% de sus posibilidades, o incluso al 100% con reglajes tranquilos, es un juego de niños para mayores. Pilotarlo al máximo de sus posibilidades con reglajes críticos, deslizando, y atrapar a los Rally2 a sus mandos, es otra cosa.
En definitiva, el dúo Alpine-Cagiao es una pareja de ases que atrae por la juventud de este, su éxito continuo hasta ganar a los todopoderosos Rally2; no veíamos liderar a un trasera prácticamente desde los 911 de Sergio Vallejo, y el A110 es y parece un coche ganador que entusiasma al público. Ya estamos deseando verles de nuevo en acción.
