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A pesar de las cancelaciones de Imola y China, aún no hemos cubierto ni siquiera el primer tercio de la temporada 2023 y Ferrari ya está dando la temporada por perdida y pensando en cómo preparar lo mejor posible la próxima. No es algo que se admita abiertamente, pero se deduce fácilmente de los comentarios tanto de los gestores del equipo como de los pilotos. Carlos Sainz es más de la idea de que, al igual que sucede en Mercedes, los problemas son más de concepto del coche que de fallos en su desarrollo. La irrupción sorprendente de Aston Martin con un diseño conceptual muy próximo al de los líderes, Red Bull, podría darle la razón a este argumento. De hecho, Dan Fallows, el director técnico del equipo Fernando Alonso, advertía que cuanto más tarde se abandone un concepto errado, peor.

Frédéric Vasseur, el jefe de la Scuderia, no comparte esta visión y, al menos en sus declaraciones públicas, afirma que sus problemas son más de ir con retraso en el desarrollo de la máquina. Unos y otros sí coinciden en que todo el trabajo de mejoras tiene como principal objetivo estar fuertes en 2024. En pocas palabras: Red Bull es inalcanzable. Como acertadamente destacaba Sainz hace poco en una entrevista, lo que de verdad duele no es ser cuarto o quinto, sino ese medio segundo de diferencia respecto a un rival que el año pasado en gran parte de la temporada estaba prácticamente a la par.

Y en los males del equipo de Maranello quizá haya un poco de razón en las dos visiones: la conceptual de Sainz o la evolutiva de Vasseur. Quizá no haya más remedio que replantear el diseño general del coche, pero es innegable que tampoco ha ayudado mucho el prescindir de Binotto en la fase decisiva de desarrollo del coche de la presente temporada. Y que se marchen del equipo técnicos clave como el jefe de Aerodinámica, David Sánchez, no hace más que complicar la evolución del coche. Huérfano de sus principales creadores, ¿quién puede saber realmente dónde estaría el verdadero techo del SF-23?

Varios fuimos los que alertamos del desbarajuste que vive en la actualidad el equipo del cavallino. No había que tener tampoco dotes de adivino, porque si hay un factor que ha demostrado ser clave en los éxitos de Red Bull y Mercedes desde hace una década es la estabilidad. Mientras que en los actuales campeones del mundo Christian Horner y Adrian Newey llevan trabajando juntos desde hace más de una década, en el mismo período Ferrari ha tenido hasta cinco directores distintos (Domenicali, Mattiacci, Arrivabene, Binotto y ahora Vasseur). Así es realmente difícil que la tropa trabaje con la tranquilidad necesaria para dar lo mejor de ellos mismos.

Ahora, parece ser que Frédéric Vasseur va a salir al mercado internacional a reclutar talento, como método para fortalecer un área técnica que debe considerar que no está a la altura. De este modo, rompe con una filosofía iniciada por Stefano Domenicali y continuada por Maurizio Arrivabene y Mattia Binotto de promocionar el talento local. Sólo el tiempo dirá si su iniciativa tiene éxito o no, pero hay muchos antecedentes que invitan como mínimo al escepticismo. Por supuesto está la cuestión económica, pero también el manejo de los egos, los agravios comparativos y los choques culturales de poner a ingleses a mandar a italianos.

El problema es que este año en Maranello andan perdidos con un coche que, aunque inconsistente en carrera, ha demostrado también ser rápido. Ahora, sin un claro liderazgo técnico, con la incertidumbre de los futuros fichajes y con el tiempo de aclimatación que se precisa, hasta 2024 parece aventurado esperar éxitos. Es todo un “déjà vu” muchas veces vivido que nos lleva a preguntar a todos aquellos que celebraron la desordenada y humillante defenestración de Binotto en favor de Vasseur: ¿Y ahora qué?

Nº 1784 (Julio, 2023)